La formación para la ingeniería industrial
La formación consta de una base científica, más la especialización en alguna de las disciplinas de la industria. Que, además, se complementa con el estudio de las tecnologías más importantes. Todo ello, aporta un carácter generalista en el aprendizaje del industrial.
Algunos de los campos que abarca esta profesión son: electrónica y automática, ingeniería eléctrica, electro medicina y bioingeniería, química industrial y medio ambiente, técnicas energéticas, construcción, máquinas, organización industrial y fabricación. En consecuencia, está presente en casi todos los campos tecnológicos; debido a su capacidad de adaptación, diversificación y su formación multidisciplinar. Que, le permite dirigir, coordinar, gestionar, investigar, innovar y enseñar dentro de las diversas áreas que componen la ingeniería industrial.
Por último, los profesionales de la ingeniería han jugado y juegan un papel relevante como gestores (Presidentes, Consejeros, Delegados, Directores Generales) de las principales empresas de nuestro país o en la Administración Pública.
La ingeniería industrial en la vida cotidiana
Detrás de cada objeto, útil o consumible utilizado por los seres humanos, hay un complejo proceso de ingeniería industrial. Desde la Prehistoria hasta nuestros días, sus frutos han estado presentes en todos los grupos humanos. Aunque, el conocimiento de esta disciplina, como tal, se estableció en los tiempos de la Revolución Industrial, le debemos inventos como el ferrocarril, que marcó un hito en la historia del desarrollo de la humanidad.
A partir del despliegue del ferrocarril, convertido hoy en punta de lanza tecnológica con los trenes de alta velocidad, la ingeniería industrial empieza a desarrollarse dentro de campos tan diversos como: la siderurgia, el automóvil, la energía eléctrica, el refino de petróleo y la petroquímica, la alimentación, el medio ambiente, la electrónica y domótica, la construcción, la maquinaria, las instalaciones industriales y la organización. Por ejemplo, la ingeniería industrial juega un importante papel en la siderurgia. Que, actualmente en España comprende una industria moderna, eficiente y competitiva que fabrica acero en todas sus formas y calidades, siendo cien por cien reciclable.
Así mismo, la industria del automóvil en nuestro país, empezó a despuntar en la segunda mitad del siglo XX, siendo hoy en día una de las más competitivas y que invierte de manera constante en investigación y desarrollo.
Por otro lado, para la obtención de electricidad u otras energías, a partir de los recursos naturales disponibles o renovables, se aplican procesos de ingeniería industrial. Y, su uso ha supuesto un claro avance en el desarrollo de la sociedad, aunque el gran reto para la Ingeniería Industrial es el futuro de las fuentes de energía.
La industria del gas natural, refino del petróleo y la petroquímica también se ha desarrollado gracias a procesos de ingeniería industrial. En nuestro país está desarrollado, con gran capacidad de refino y de obtención de productos petroquímicos (plásticos, etc.).
En cuanto a la industria alimentaria, no solo se contempla el sector primario (agricultura, ganadería, pesca). Si no, todos los procesos industriales que forman parte de la transformación o preparación de las materias primas destinadas al consumo. Alguno de estos procesos de ingeniería industrial son: la pasteurización y uperización. Que, tienen como objeto obtener productos más duraderos o de mejor comercialización.
Las actividades industriales, comerciales y domésticas generan residuos que suponen un gran impacto ambiental. La ingeniería industrial, también es parte fundamental en el desarrollo de técnicas de defensa del medio ambiente y de recuperación de nuestro ecosistema.
Además, las aplicaciones de la electrónica han entrado en todos los órdenes de la vida social. Los electrodomésticos, las herramientas, los ordenadores y un largo etcétera de aparatos tienen un componente electrónico, sin el cual no podrían funcionar. En este sentido, la combinación de electrónica y Domótica nos proporcionará, a corto plazo, más funcionalidad, seguridad y confort; tanto en nuestras viviendas como en los centros de ocio y trabajo. También, las aportaciones a la electromedicina (equipos de medidas, etc.) y a la bioingeniería (prótesis, etc.) están siendo trascendentales en la lucha contra la enfermedad.
Otra de las disciplinas, donde la ingeniería industrial es clave, es la construcción. Este sector es altamente participativo en el desarrollo e investigación de nuevos materiales, tipos de maquinaria (grúas, excavadoras, etc.). Así como, en los aspectos tecnológicos que han hecho evolucionar las técnicas de construcción.
Las instalaciones tanto de las modernas plantas industriales como de los edificios de oficinas, hospitales, centros deportivos, etc. son cada día más complejos y sofisticados. Las instalaciones de electricidad, agua, gas, alumbrado, calefacción, aire acondicionado, seguridad, etc. son imprescindibles para un funcionamiento adecuado, seguro y confortable para las personas.
En todos los sectores donde la ingeniería industrial es clave, la organización forma parte fundamental de los procesos. El control de los recursos, tanto humanos como materiales, la calidad, la seguridad y la precisión, son características básicas para obtener una óptima producción.
Finalmente, el impacto de la ingeniería industrial en la vida cotidiana del pasado, del presente y del futuro es tan grande que, sin ella, las civilizaciones nunca habrían podido avanzar.
150 años de la ingeniería industrial en España
«El Real Decreto de 4 de septiembre de 1850, en el que se establece la Carrera de ingeniero industrial, aludió al vacío que existió en el marco educativo español, respecto de las enseñanzas técnicas».
A finales del 1850 se creó el Real Instituto Industrial, ubicado en el convento de la Trinidad, en la calle Atocha de Madrid. A su vez, se generaron las llamadas Escuelas de Ampliación, en Barcelona, Sevilla y Vergara.
No obstante, la situación socioeconómica de la mayor parte de España durante el siglo XIX, no fue propicia para el desarrollo industrial. Con una industrialización básicamente centrada en Barcelona, y en menor medida, en Asturias y Vizcaya, la ingeniería industrial en nuestro país no acabó de despegar hasta principios del siglo XX.
La «Ley de Defensa y Fomento de la Industria Nacional», auspiciada por el gobierno de Antonio Maura en 1907, impulsó una nueva época en la que, sin cerrar las puertas a las aportaciones extranjeras, ayudó a generar y establecer iniciativas de industrialización.